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Nilda fue una hermosa persona y modelo de vida consagrada; con sus virtudes humanas y cristianas fue luz en todos los ambientes donde el Señor la llevó.
“Su vida podría ser definida con paz, alegría y amor. ¡Cómo olvidar su serenidad y paciencia! Fue ejemplo de legionaria de María y misionera en la zona rural; allí sirvió cocinando, aconsejando  y siempre con el rosario en la mano honrando a la Virgen: siempre se dió todo. En las convivencias, siempre transmitía paz y alegría. ”(Testimonio de Benita Sánchez)
“Fue catequista de niños transmitiendo la fe con alegría y gran sabiduría de Dios. Estuvo en la Legión de María manifestando  una gran devocion  a la Santísima Virgen María. Su servicio siempre humilde: atendiendo  y escuchando a tantas personas que le pedían oración. Fue una mujer muy servicial y colaboradora como cocinera en las misiones. Siempre manifestaba su gran amor a Nuestro Padre Fundador y confianza plena en la Divina Providencia”  (Testimonio de Raquel Maldonado)
“Nilda era esa mamá que nos esperaba con la comida caliente, la casa limpia y un corazón acogedor, que sabía escuchar, consolar y alentar. Aceptaba con confianza lo que le tocaba...mudanzas...alejamientos.., encontraba siempre  la manera de seguir unida a nuestro Señor  y de compartir su fe a través del Santo Rosario” (Recuerdos de Emilse en las misiones rurales).
Recemos por el eterno descanso de nuestra hermana: “Los vínculos de amor y
caridad no se rompen con la muerte”, ofrezcamos la participación en una Santa Misa
y tres rosarios en su sufragio. (Regla de Vida art. 42)